50 AÑOS DE CÁRCEL PARA EL DESGRACIADO QUE TORTURO Y MATO A SU HIJA DE 4 AÑOS.

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Este lunes la Fiscalía General dio a conocer la sentencia en contra de Adolfo Calvillo Pérez alias “El Ropo“ por el delito de Feminicidio cometido en agravio de su hija de cuatro años, por lo que tendrá que pasar 50 años tras las rejas, que es muy poco a comparación de lo que le hizo a su propia hija.

Todo inicio cuando este desgraciado que tenía antecedentes de ser vendedor de drogas y la madre de la víctima de nombre María Guadalupe contrajeron matrimonio en el año 2005; de dicha unión, procrearon a cuatro hijos, siendo la menor de nombre Denisse, teniendo su domicilio en la calle Francisco I. Madero, de la colonia Ejidal del municipio de Jesús María.




En los primeros meses del 2018, “El Ropo” comenzó a mostrar un comportamiento agresivo hacia niña, pues buscaba cualquier pretexto para golpearla, situación que le provocó a la madre de la menor extrañeza, por lo que le cuestionó el por qué se portaba de esa manera con la menor de edad, a lo que Adolfo señaló que él sospechaba que ella no era su hija biológica, ya que cuando el estuvo en el CERESO ella se embarazo.

Al transcurrir de los días, el sujeto intensificó las agresiones hacia la pequeña, ya que la golpeaba y regañaba sin razón, incluso la golpeaba con palos, en todo momento este desgraciado amenazaba de muerte a la madre para que no lo denunciara.

Las agresiones continuaron después de varios meses, el 6 de agosto del año 2018, el feminicida se encontraba con la víctima y otro de sus hijos; la menor se metió a bañar y una vez que terminó de ducharse, comenzó la búsqueda de un cepillo para peinarse el cabello, por lo que fue a la habitación en la que se encontraba Adolfo para buscar el peine, al no encontrarlo, le preguntó a su padre si él sabía dónde era que se encontraba — ¿que yo tengo el peine?, ¿que me lo encargaste?— respondió molesto.




La víctima al escucharlo se quedó parada en el acceso al dormitorio, sin decirle nada; de pronto, el acusado le dijo a la pequeña: —¡muévete! si no, te voy a pegar— pero como la menor no encontraba el peine, el acusado se molestó bastante y comenzó a golpearla con sus manos, en distintas partes de su humanidad: en la espalda, en la cabeza y sobre todo en la región abdominal, siendo que con la fuerza que empleó, le provocó perforaciones intestinales, prolongando la agresión por cerca de cinco minutos para después retirarse.

Debido a que en el sitio se encontraba el hermano de la niña, él se quedó a su costado en espera de que arribara al domicilio su madre, mientras que la pequeña se quejaba de mucho dolor en el estómago.

Después de un tiempo, la madre de la menor arribó al inmueble, percatándose de que la niña estaba llorando y se quejaba del dolor; al platicar con ella, la pequeña le refirió que su padre la había golpeado.




Derivado de lo sucedido, la mujer se aproximó a su esposo y le cuestionó el motivo de la agresión, siendo que el sujeto le indicó que no le cuestionara sus acciones, además de amenazarla de muerte.

Durante las horas posteriores, la menor continuó refiriendo dolor en su estómago, por lo que la madre le dio un analgésico para calmarle el dolor y aproximadamente a la 01:00 horas del día 07 de agosto, la niña se quedó dormida.

A las 07:30 horas, la madre se percató que su hija estaba muy pálida, inconsciente y no respiraba, posteriormente el homicida vio lo sucedido también y comenzó a ponerse muy nervioso, caminando de un lado a otro.




Luego de minutos, el sujeto ideó un plan para salvarse, pues le indicó a su esposa que debía protegerlo, forzándola a que argumentara ante las autoridades que la menor había muerto a consecuencia de que fue víctima de un secuestro y tras el pago de un rescate, les había sido devuelta sin vida y envuelta en una cobija; amenazando de nueva cuenta a la mamá que lo hiciera de esa forma, porque de lo contrario la mataría.

Derivado del hallazgo del cuerpo de la menor, se emprendieron las pesquisas al practicarle la necropsia se determinó que murió por una lesión en el estómago, además de que sufría el síndrome de niño maltrato y desnutrición moderada.




Al transcurrir las investigaciones, se determinó que el padre era el asesino, por lo que fue enviado al CERESO, siendo que hoy fue sentenciado a pasar 50 años tras las rejas.

Cabe mencionar que después se le practicaron las pruebas de ADN donde se determinó que biológicamente si era su hija, por lo que sus sospechas siempre fueron falsas.